REZO DE LA CORONA DOLOROSA
"Por la señal de la santa cruz..."
"Señor mío Jesucristo..."
Se reza un Padrenuestro y siete
Ave Marías por cada dolor de la Virgen. Al mismo tiempo le pedimos que nos
ayude a entender el mal que hemos cometido y nos lleve a un verdadero
arrepentimiento. Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus
dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y
los del mundo entero.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, me
arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico Tu perdón
y por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor,
por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por los dolores de Tu Madre
Santísima. Amén.
(Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan a cada dolor)
Primer Dolor - La
profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35)
Qué grande fue el impacto en el
Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le
profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén
para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Segundo Dolor -
La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
Repentinamente de noche, a fin de
salvar a su querido Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta angustia
la de María, cuántas fueron sus privaciones durante tan largo viaje.
Cuántos sufrimientos experimentó Ella en la tierra del exilio. Madre
Dolorosa, alcánzame la gracia de perseverar en la confianza y el abandono a
Dios, aún en los momentos más difíciles de mi vida.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Tercer Dolor - El
Niño perdido en el Templo (Lucas 2,41 -50)
Qué angustioso fue el dolor de
María cuando se percató de que había perdido a su querido Hijo. Llena de
preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos días
buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo. Madre querida,
cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a
través del Sacramento de la Reconciliación.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Cuarto Dolor - María
se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis)
Acércate, querido cristiano, ven y
ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se
encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte.
Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron -
el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo
también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos
y hermanas que sufren.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Quinto Dolor - Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)
Contempla los dos sacrificios en
el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste
es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo
cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su
Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas
palabras dirigidas a Ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y
a nosotros nos dijo en Juan:"Hijo, he ahí a tu Madre." María,
yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a
tus hijos.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Sexto Dolor - María
recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)
Considera el amargo dolor que
sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de
la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se
estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta
el último instante de nuestras vidas.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Séptimo Dolor -Jesús
es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)
¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en
la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la
cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y
alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo,
oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el
servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo
eternamente en el cielo.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Oración final
|
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada
de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que
siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina
voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está
totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón
de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.
UN ABRAZO EN JESÚS Y MARÍA
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