Fray
Leopoldo de Alpandeire fue un fraile capuchino,
declarado beato por la Iglesia Católica el
12 de septiembre de 2010.
Nació el 24 de junio de 1864 en
la pequeña localidad de Alpandeire, pueblo situado en la comarca montañosa de
la Serranía de Ronda,
provincia de Málaga. Su verdadero nombre era Francisco Tomás de San Juan
Bautista Márquez Sánchez.
Fue el mayor de cuatro hermanos,
tres varones y una mujer. La familia,
aunque de condición modesta, poseía tierras dedicadas al cultivo de cereales y
almendros, así como algún ganado caprino. Ellos mismos cultivaban el terreno y
realizaban las faenas agrícolas, siendo este trabajo su actividad principal.
Su instrucción escolar consistió
únicamente en los estudios primarios que siguió en la escuela local. Desde
pequeño mostró inclinación hacia la religión; se sabe que a los diez años
protagonizó un incidente que tuvo mucha repercusión entre sus convecinos:
mientras se encontraba en el campo, al cuidado de un rebaño de cabras junto con
otros niños, el cielo comenzó a nublarse amenazando tormenta. Surgieron varias
ideas sobre la actitud que debían tomar. El futuro fray Leopoldo propuso
refugiarse en una peña y rezar el rosario para
solicitar la protección de la Virgen, mientras que otro
de los pequeños no estaba de acuerdo y consideró preferible dirigirse hacia el
pueblo lo antes posible, y así lo decidió. Finalmente todos se encaminaron
juntos hacia Alpandeire sin implorar la protección de la Virgen, pero la marcha
se vio interrumpida por un rayo que fulminó al joven que había propuesto
el apresurado retorno, resultando muerto. Es posible que este suceso del que se
habló largamente, influyera en su futura decisión de hacerse fraile.
Toda su infancia y juventud
transcurrió en Alpandeire dedicado a faenas agrícolas, salvo el periodo de
servicio militar (1887-1888), que realizó en el Regimiento de Infantería Pavía
en Málaga.
Años más tarde decidió dedicarse
a la vida religiosa después de haber oído predicar a dos capuchinos en la
ciudad de Ronda, con motivo de la
beatificación de Diego José de Cádiz en
1894. Tras varios intentos que resultaron fallidos, ingresó en 1899 en calidad
de postulante en el convento que poseía la orden capuchina en Sevilla. En 1900 emitió sus votos y recibió como nombre
religioso el de fray Leopoldo de Alpandeire. Tras destinos sucesivos en Antequera, Granada y de nuevo Sevilla, el 21 de febrero de
1914 fue trasladado definitivamente al convento de Granada, donde residió
durante 42 años.
Permaneció de forma
ininterrumpida en esta ciudad entre 1914 y 1956. La mayor parte del tiempo desempeñó
la función de fraile limosnero, lo cual le obligaba a recorrer la ciudad a pie
y entrar en numerosas viviendas solicitando donativos.
Poco a poco su figura fue
haciéndose popular, de modo que numerosas personas solicitaban su consejo o
intermediación, empezándose a conocerlo como "el humilde limosnero de
las tres Ave Marías", porque así eran las oraciones que dedicaba a
quienes le pedían su bendición. Murió el
9 de febrero de 1956. Sus restos mortales descansan en la cripta de la
iglesia de los Padres Capuchinos de Granada.
Un tribunal de cinco médicos analizó en el Vaticano el caso de un enfermo que se curó por mediación
del fraile capuchino. El tribunal emitió por unanimidad un informe favorable en
febrero de 2009, y el 12 de septiembre de 2010 fue
declarado de forma solemne beato,
tras 49 años de espera, en una multitudinaria misa celebrada en nombre de Benedicto XVI por Angelo Amato, Prefecto de la
Congregación para las Causas de los Santos, y que terminó con la
firma del decreto por el Papa. Su beatificación fue realizada en la Base Área Militar de Armilla con
la concelebración de Francisco Javier
Martínez, arzobispo de Granada, Carlos Amigo Vallejo,
cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Antonio Cañizares,
prefecto de la Congregación del Culto Divino y el Superior de la Orden
Capuchina, quedando su festividad establecida el 9 de febrero, día en que fue a
encontrarse con Dios.
ORACIÓN
Oh, Dios que dijiste: "el que se humilla será ensalzado"
vuelve tus ojos de las misericordias a las virtudes que
practicó tu fiel siervo Fray Leopoldo y haz también que nosotros vivamos
humildes y puros en tu santo servicio. concédenos por su intercesión
la gracia que te pedimos, si es de tu divino agrado. Amén.
JACULATORIA
Pastora divina de las almas, por la filial y tierna devoción que de profesó
Fray Leopoldo, dígnate interceder ante la Santísima Trinidad para obtener
la gracia que te pedimos. (Tres Aves Marías).
UN ABRAZO EN JESÚS Y MARÍA
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